lunes, 19 de diciembre de 2011

El peligro de dejar las cosas para más adelante

Hablaba ayer con una amiga que ha estado hace poco en los Himalayas y compartió conmigo la siguiente anécdota.

Se encontraba en plena excursión por la montaña y la acompañaba un sherpa, profundo conocedor de la zona, que le hacía de guía. El paisaje era muy bonito y a lo lejos, apareció de pronto, la silueta de un pico espectacular.

Mi amiga, al ver tan majestuosa montaña, le dijo al guía que le gustaría llegar a esa zona y le preguntó a qué distancia se encontraban de esa cima.

Él la miró a los ojos y le contestó que estaban a unos cuatro horas de camino y que, si era el deseo de ella, podrían ir hacia ahí... pero que mientras estuviera con la vista en ese pico, y la embargara la emoción de hacer la cima, dejaría de ver la extraordinaria belleza de lo que ya estaba pisando y de la zona por la que ya estaba transitando.

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Me parece una reflexión muy profunda.

P.S. La foto la hizo ella.

Tanto que aprender de los niños

Y es que al final todos hemos sido niños... luego nos hacemos mayores y olvidamos lo que somos.

He aquí una lección magistral sobre cómo vivir.




viernes, 16 de diciembre de 2011

He encontrado el puente


Ahora estoy en el camino de cruzarlo, pero al menos ya se donde está.

Confieso que durante bastante tiempo llegué a pensar que dicho puente no existía, que no se podría pasar al otro lado a menos que fuese de forma fortuita, pero ahora se que eso no es así.

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En los últimos años me he sentido más y más interesado por el autoconocimiento entendido como la aventura de descubrir mi verdadera naturaleza. Poder contestar a la pregunta de ¿quién soy? y darle un sentido renovado a mi vida han ocupado buena parte de mi energía.

En este sentido he estado acompañado de una luz en la oscuridad que he encontrado en los textos de Jiddu Krishnamurti. El pensador hindú que hizo de su vida un acto de amor, y que se dedicó a ayudar a las personas a que despertaran de sus vidas mezquinas y faltas de sentido. Al confrontar a los demás con su propia incongruencia, con la vacuidad de sus proyectos vitales y con los dramas del mundo Krishnamurti sentó una base que me impelió a moverme hacia otro estado de conciencia.

Reconocer lo falso como falso ha sido el principio. Darme cuenta de lo falaz de llevar una vida absurda, y no ser capaz de responder verdaderamente a las preguntas de ¿quién soy? ¿qué hago aquí? ¿qué es la muerte? ¿cómo vivir una vida que merezca la pena? ¿por qué hay tanto sufrimiento en el ser humano? ¿cómo podemos hacer del mundo un lugar mejor? me empujó fuera del condicionamiento de nuestra sociedad que nos distrae y nos hipnotiza con cantos de sirena, y que esconde el debate sobre estas preguntas tan importantes.

He estado viviendo en Holanda una temporada, en un entorno especialmente cuidado, que me ha permitido dedicar tiempo a la auto reflexión. Resulta difícil que alguien se pare a pensar en estas preguntas  clave mientras sigue adelante con su vida condicionada y con las exigencias de la sociedad, de ahí la importancia de conseguir un entorno protegido que me permitiera la auto reflexión.

El problema lo he tenido al reconocer, en las palabras de Krishnamurti, un conjunto de valores y unos hechos auténticos que han resonado con fuerza en mi interior y que me han resultado terriblemente ciertos, y no obstante, ser incapaz de vivir conforme a ellos. Ver lo falso como falso y ser incapaz de descartarlo, ver los problemas que origina el pensamiento y no saber desecharlos, entender el origen del sufrimiento, sentir la necesidad de deshacerme del deseo y del miedo y no ser capaz de encontrar la manera de llegar ahí...

Cuando uno reconoce el problema está mucho más cerca de resolverlo que cuando uno ignora que el problema existe. En este sentido la certeza de estar indagando en una dirección correcta me ha alentado a seguir sin desfallecer, pero claro, conozco a Krishamurti desde que era un adolescente, y este sentimiento lo he tenido desde el primer día, de ahí la frustración.

Cuando alguien te ayuda a comprender que estás equivocado y tú lo reconoces, pero no encuentras la manera de salir de esa equivocación, se suele generar un estado de frustración importante. ¿Si todo esto es falso, entonces qué me queda? ¿Cuál es la esencia que permanece? ¿Cuál es la constante?

Vivimos nuestras vidas mirando hacia el futuro, pero las entendemos mirando hacia el pasado. Eso quiere decir que muchas de las cosas que hacemos hoy, no cobrarán su pleno sentido hasta que las veamos desde el mañana. En esta dirección hubo varios elementos que confluyeron paso a paso para llevarme hasta encontrar el puente.

Una de las cosas que intensifiqué en Holanda fue la práctica del Hata Yoga, y de la meditación. Podía organizar dos sesiones al día, una al alba y otra al atardecer y aprovechar esos momentos para recentrarme en mi búsqueda.

Por otro lado aproveché el entorno tranquilo del campo para recontactar con mi intuición. Específicamente permití que mi trading se basase en seguir lo que sentía que debía hacer más que en aplicar un conjunto estricto de reglas rígidas. Para ello retomé el estudio de un libro que me había recomendado tiempo atrás mi coach: "Efforthless Mastery". Se trata de una joya escrita por Kenny Werner, un músico de jazz, que explica la manera de desarrollar un estilo de música basado más en "que el instrumento se toque a sí mismo, en vez de que sea el músico quien toque el instrumento".  La idea era lograr que "El trading se haga a si mismo en vez de que el trader haga su trading". Una idea nuclear en sus enseñanzas es la de contactar con un estado de relax desde el que "aquietemos el pensamiento de manera que permitamos a la música que se exprese a través nuestro".

También leí un estupendo libro sobre el desarrollo de la maestría llamado "Mastery" y escrito por el maestro de Aikido George Leonard. De su estudio saqué enseñanzas muy interesantes sobre la manera como estaba bloqueando mi propio potencial y eso me llevó a ser capaz de desechar prácticas equivocadas y a incorporar otras formas más fluidas de actuar.

Cuando llegó el frío comencé a pensar en moverme a un destino más cálido que me permitiese seguir en mi búsqueda y encontré información sobre un intensivo de Yoga que se impartía en una bonita isla al sud de Tailandia. Pensé en pasar ahí una temporada pero la diferencia horaria con España iba a dificultar el que pudiera gestionar los negocios que tengo en la península... así que descarté ese país asiático y busqué en un destino cálido, pero más cercano.

Fue en ese momento que encontré el resort en la India. Un precioso lugar en el que profundizar mi práctica de Hata Yoga y meditación, con una diferencia horaria suficientemente manejable como para seguir en contacto con el equipo de España.

Regresé a Barcelona para conseguir el visado, las vacunas y el billete... y en ese ínterin me dejé caer por una librería de la que salí con varios libros. Uno de ellos contenía una pista hacia el puente: "Perfecta, brillante, quietud", de David Carse. La verdad es que cuando llegué a casa y miré el libro por segunda vez no entendí muy bien porque lo había comprado... y no obstante fue el primero que comencé a leer.

David Carse narra de forma directa su experiencia con la no-dualidad. Una persona normal, como tantas otras, que vivió una experiencia espontánea que le dejó completamente anonadado. En el libro explica quién era él antes de esa experiencia y qué supuso esa vivencia.

La verdad es que el relato me fascinó aun que no comprendía la mayor parte de lo que estaba expresando el autor... Afortunadamente, en alguna parte del libro se menciona la palabra "Advaita", y mi curiosidad me llevó a explorar ese vocablo en internet, y así conocí que la Advaita es una corriente de pensamiento originada en India hace miles de años, que propone un paradigma para la comprensión de la realidad, que nada tiene que ver con las principales corrientes filosóficas de occidente. Literalmente "Advaita" significa "No-dualidad" es decir, no diferenciación entre el observador y lo observado, es decir, la no diferenciación entre el sujeto que está observando, y aquello que observa.

Krishnamurti comentaba en sus charlas la imperiosa necesidad de descubrir que el observador no es diferente de aquello que observa, e invitaba a sus oyentes a averiguar quién está detrás de nuestros pensamientos, quiénes somos sin nuestra historia personal... Y ahora daba con una propuesta que iba en la misma dirección. Evidentemente me emocioné. ¿Será que alguien ha escrito algo que permita vivenciar las propuestas de Krishnamurti?

Busqué por internet y encontré a una persona que me ha enseñado donde está el puente: Sesha.

No solamente existe todo un conjunto de conocimiento estructurado alrededor de esta idea, sino que el máximo exponente habla castellano y vive en España... Vi un par de vídeos, escuché algunos audios, y leí varios de sus textos... y ahí se hizo la luz: el Advaita contiene un conjunto de conocimiento que permite vivenciar la No-dualidad. De hecho sus prácticas meditativas están orientadas a explorar ese estado en el que se es no diferente de aquello que se observa.

Vi que Sesha impartía algunas charlas en España y pensé que sería bueno ir a conocerle en persona. Quizás me estaba sobre-ilusionando y al final resultaba que todo esto era un "bluff". No me interesaba encontrarme con alguien que hablaba de boquilla y la forma más rápido de saberlo era personarme.

El seminario más cercano en el tiempo iba a ser en Logroño el mismo fin de semana que salía mi vuelo hacia la India... así que tenía que tomar una decisión. O me iba a hacer Yoga, o me iba a conocer a Sesha. Por suerte seguí mi intuición, renuncié a mi viaje, perdí mi vuelo, me quedé con las vacunas, y me fui a pasar el fin de semana a Logroño.

Obviamente albergaba muchas dudas sobre lo que iba a encontrar y no obstante ese viaje me abrió los ojos. Sesha es una persona sensible, con la cabeza muy bien amueblada, ingeniero de profesión, y excelente pedagogo. El trabajo que ha realizado en los últimos veinte años ha consistido en estructurar el vasto conocimiento del Advaita hindú, de manera que las personas de occidente lo podamos entender, a la vez que ha organizado la práctica meditativa para que podamos tener la experiencia de la No-dualidad. De esta manera ha acercado el conocimiento y ha facilitado un mapa para poder cruzar el puente.

En ese taller tuve un par de experiencias muy potentes que me dejaron con la firme convicción de que estaba ante algo muy especial, y que iba a explorarlo de la mano de alguien que vivía ahí, en ese estado No-dual.

Dos semanas más tarde se organizaba un internado de práctica meditativa en un pueblecito de Palencia al que me inscribí y del que regresé cambiado. Ahora he visto el puente que permite cruzar al otro lado, tengo el mapa de ruta y se que es algo que está en mis manos.

He tenido la sensación de haber estado en parvulario toda mi vida... almacenando conocimiento y más conocimiento, información y más información. Esto me ha hecho ser hábil en ciertos campos, pero ha limitado mi crecimiento. La vía del conocimiento es interminable... siempre hay más conocimiento disponible y nuevas interacciones entre lo que uno ya sabe... El camino del Advaita es el del discernimiento, y eso lo cambia todo.

Quería compartir estas vivencias y reflexiones por si resultaban de tu interés.

vC