domingo, 28 de junio de 2009

Facebook

Pues eso, que si quieres contactar conmigo de una forma más directa puedes encontrarme a partir de hoy en el Facebook.

No se si será una carga de trabajo tan abrumadora que al final termine por enloquecer... de momento le doy una oportunidad.

Una de las cosas que me estaba frenando, desde hace más de un año, es el hecho de que esta empresa considera como suyos todos los contenidos que ahí se publican. Así las fotos y demás información pasan a engrosar una base de datos mundial que nadie sabe quien maneja ni con qué propósitos.

En fin, nos vemos en la red!

jueves, 25 de junio de 2009

@Convencer a testarudos empresarios

Buenos días,

Sigo con interés su programa cada viernes en la cadena de TV cuatro, y me sorprende la capacidad que tiene para convencer a la gente y la aparente facilidad con la que lo hace.

Un ejemplo, el programa emitido el pasado viernes, dónde un señor casi a punto de jubilarse acepta cambiar su bar, quitar los poster de las paredes,etc., tras haber estado todo igual durante 30 años. Llega usted y en una semana pone el bar patas arriba (en el buen sentido de la frase).

Los que trabajamos con empresarios "de la vieja escuela", que están acostumbrados a hacer y deshacer a su antojo, que llevaban la contabilidad en su memoria, que ven un ordenador y se les ponen los vellos de punta, trabajamos impotentes. Tenemos millones de buenas y rentables ideas, pero no nos dan margen de maniobra, porque el negocio es suyo, han trabajado siempre así y nos quieren cambiar(que es lo más descorazonador).

Usted, como profesional que es, va, ve y vence...como los romanos.

¿Qué pequeños trucos existen para intentar convencer a estos testarudos empresarios?

GRACIAS Inés, Málaga

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Hola Inés,

Me alegra que te interese el programa.

La verdad es que crear las circunstancias que propicien que la gente cambie no suele ser fácil. Las personas solemos aferrarnos a nuestros hábitos tal como un náufrago se aferraría a su balsa.

Esto tiene su lógica y más si trabajas con empresarios que se han hecho a sí mismos. Estas personas tiene muy buenos argumentos para permanecer haciendo una y otra vez los viejos trucos de siempre. En muchos casos, estos trucos han estado en la base de su éxito.

El problema comienza cuando el entorno cambia y nosotros no. ¿Qué hacer en esos casos? Yo llevo tiempo estudiando este tema y está en la base de mi trabajo, directa o indirectamente. Se que sin un cambio en las formas de pensar, las directrices técnicas que pueda sugerir tienen poco impacto y menos posibilidades de ser implementadas.

Me pides pequeños trucos... voy a darte uno de grande: utiliza el dolor.

Yo lo suelo hacer en tres pasos (siguiendo el excelente trabajo de campo de Neil Rackham):

1. Analiza el problema con tu cliente para que explique cual es su situación y porqué esta situación no le permite tener lo que desea.

2. Céntrate en añadir leña al fuego preguntándole sobre las consecuencias de dicho problema. Digo preguntándole, no diciéndole. Al preguntar diriges la conversación, implicas a la persona, y consigues un nivel de toma de conciencia importante. Esta fase es la clave. La mayoría de personas ven cierta cara de su problema... pero no todas sus consecuencias. Tú vas a ayudar a tu cliente a tomar conciencia de lo que significa tener ese problema. Para ello vas a ser sistemático y hablarás de distintos momentos temporales, ahora, en el futuro inmediato, en el más lejano... hablarás de otras partes que tb se ven afectadas como su familia, su empresa, sus amistades, sus trabajadores,... hablarás de los elementos que tb padecerás las consecuencias como su salud, su falta de tiempo, su sentimiento de frustraciones o de fracaso. Se trata de abrir la herida y luego tirar sal.

3. Llévale a imaginar lo deseable que sería un escenario diferente. Tb a través de las preguntas ayudarás a tu cliente a pensar en la solución y en los beneficios que le aportaría no tener ese problema, ni sus consecuencias.

Estos tres pasos son los que yo utilizo día sí y día también.

La clave está en hacer preguntas con habilidad, y en que llegues a tocar la parte emocional de la otra persona.

Un fuerte abrazo y suerte,

vC

No todo va a ser currar

La semana pasada me tomé unos días para recargar las pilas y me llevé a mi pareja y a mi madre a Formentera. Lo pasemos estupendamente y he regresado con más ganas que nunca de compartir ideas con vosotros.

Si no has estado en ese paraíso tengo que recomendarte que lo apuntes en tu lista de cosas pendientes.

Había estado ahí antes pq tengo un amigo en la isla. Lo dejó todo atrás y se fue ahí a vivir hace casi cuatro años, y la verdad es que cada vez que le veo pienso en un Buda feliz... ¿Será la luz? ¿las aguas transparentes que parecen de cristal? ¿los peces que bailan a tus pies cada vez que te zambulles? ¿las puestas de sol?... Puede que un poco de todo esto.

¿Serías capaz de cambiar radicalmente tu vida, tal como la concibes? ¿Podrías volver a empezar en un entorno más tranquilo y apacible, sin tantas prisas, tantos atascos y tanto estrés?

Supondría un cambio que afectaría a todo tu entorno, tu trabajo, tu familia, tus amistades... y también a tu salud, a tu paz y a tu experiencia vital.

Mi opinión es que uno no puede huir de sí mismo pq se lleva con él ahí donde sea que vaya... Algunas personas, ante esta pregunta, me dicen que les encantaría marchar... abandonar su vida y empezar de cero. Yo creo que puede ser una opción interesante pero que no funciona como escape. Mi punto de vista es que uno tiene que estar muy bien amueblado para poder dejar la vida que conoce atrás y comenzar de cero. Hacer borrón y cuenta nueva comienza por un cambio en la forma de pensar,... no por un mero cambio de escenario.

Pero si uno es capaz de rediseñar su vida, si uno puede cuestionar muchas de las cosas que hace y que no tienen sentido, si puede reflexionar sobre lo que está dejando de hacer que estima importante, entonces, quizás pueda dar el salto.

¿Qué opinas? ¿Podrías ir al paraíso y vivir ahí... o te llevarías tus demonios contigo?

miércoles, 24 de junio de 2009

Sobre las creencias

Llevo meses profundizando en las enseñanzas de Krishnamurti y la verdad es que cada vez estoy más fascinado con este pensador.

Conocerme a mi mismo es un proceso de descubrimiento que se está acelerando mucho tras bañarme en este mar de ideas y observaciones.

Hace unos minutos he estado repasando el texto de una conferencia que dio el 20 de Agosto de 1949. Un participante le hizo una pregunta sobre la supervivencia después de la muerte y él contestó de esta brillante manera:

Krishnamurti: Lo importante, por cierto, no es si hay o si no hay continuidad después de la muerte, sino por qué creemos. ¿Cuál es el estado psicológico que exige creer en algo? Seamos bien claros, por favor. No discutimos ahora si hay o si no hay vida después de la muerte. Esa es otra cuestión, de la que habremos de ocuparnos después, en otro momento. Pero el problema es éste: ¿cuál es en mí el factor compulsivo, la necesidad psicológica que me hace creer? Un hecho no exige creencia de parte vuestra, por cierto. El sol se pone, el sol sale: eso no exige creencia. La creencia sólo se origina cuando queréis interpretar el hecho de acuerdo con vuestros deseos, con vuestros estados psicológicos, para satisfacer vuestros propios prejuicios, vanidades e idiosincrasia. Lo importante, pues, es como encarar el hecho, ya se trate de la vida después de la muerte o de cualquiera otro hecho. De modo que no es cuestión de saber si hay supervivencia del individuo después de la muerte - después que muere su cuerpo - sino por qué creéis, qué impulso psicológico os hace creer. Eso es claro, por cierto, ¿no es así? Investiguemos, pues, si esa creencia psicológica no es un estorbo para la comprensión.

Si uno se ve confrontado con un hecho, no hay nada más que decir al respecto. Es un hecho, el sol se pone. Pero el problema es este: ¿por qué existe en mí ese instinto incesante de creer en algo - en Dios; en una ideología, en una futura utopía, en esto o en aquello? ¿Por qué? ¿Por qué creemos? ¿Por qué existe ese impulso psicológico de creer? ¿Qué ocurriría si no creyésemos, si simplemente observásemos los hechos? ¿Podemos hacerlo? Ello se vuelve casi imposible - ¿no es así? - porque queremos interpretar los hechos de acuerdo con nuestras sensaciones. De suerte que las creencias se convierten en sensaciones, las cuales se interponen entre el hecho y yo. La creencia se convierte, pues, en un estorbo. ¿Somos diferentes de nuestras creencias? Creéis que sois americanos, o que sois hindúes, creéis en esto y en aquello, en la reencarnación, en docenas de cosas. Y eso sois, ¿no es así? Sois eso que creéis. ¿Y por qué creéis? Lo cual no quiere decir que yo sea ateo, o que niegue a Dios, y todas esas estupideces; no es eso lo que discutimos. La realidad nada tiene que ver con la creencia.

El problema es, pues, este: ¿por qué creéis? ¿Por qué esa necesidad psicológica, ese interés en la creencia? ¿No será porque sin creencia no sois nada? Sin el pasaporte de la creencia, ¿qué sois? Si no os clasificáis como algo, ¿qué sois? Si no creéis en la reencarnación, si no os llamáis esto o aquello, si no tenéis rótulos, ¿qué sois? La creencia, por consiguiente, actúa como un rótulo, como una tarjeta de identificación: y eliminada la tarjeta, ¿qué queda de vosotros? ¿No es ese temor fundamental, esa sensación de estar perdido, lo que torna necesaria la creencia? Pensadlo bien, por favor; no lo rechacéis. Experimentemos juntos las cosas que estamos tratando; no escuchemos simplemente para luego marcharnos y continuar con nuestras creencias y “no creencias” habituales. Estamos discutiendo todo el problema de la creencia.

De suerte que la creencia, la palabra, ha llegado a ser importante. El rótulo ha adquirido importancia. Si yo no me llamara hindú, con todo lo que ello implica, estaría perdido, no tendría identidad. Pero el identificarme con la India, como hindú, me da un prestigio tremendo, me confiere rango, me fija una posición, me atribuye valor. La creencia, pues, se convierte en una necesidad cuando psicológicamente me doy cuenta, consciente o inconscientemente, de que sin el rótulo estoy perdido. Entonces el rótulo llega a ser lo importante - no lo que soy, sino el rótulo: cristiano, budista, hindú. Y entonces tratamos de vivir de acuerdo con esas creencias, las cuales son autoproyectadas, y, por lo tanto, ilusorias. Indudablemente, para el hombre que cree en Dios, su Dios es un Dios proyectado por él mismo, un Dios de su propia hechura. Pero el hombre que no cree en Dios es lo mismo. Para comprender lo que es aquello, ese algo supremo, uno ha de llegar a él renovado, como nuevo, no atado a una creencia. Y me parece que esa es nuestra dificultad en lo social, en lo económico, en lo político y en nuestras relaciones individuales. Es decir, abordamos todos estos problemas con un prejuicio; y como los problemas son vitales, vivos, sólo pueden encararse adecuadamente cuando la mente es nueva, cuando no está sujete a una creencia autoproyectada, a una creencia de su propia hechura.

Es obvio que la creencia se convierte en un estorbo cuando no ha sido comprendido el deseo de creer; y una vez comprendido éste, el problema de la creencia ya no existe. Entonces podéis encarar los hechos tal cuales son. Pero aun cuando haya continuidad después de la muerte, ¿resuelve eso el problema de la vida en el presente? Si yo sé que voy a vivir después que esta cosa (el cuerpo) muera, ¿acaso he comprendido la vida? La vida es ahora, no mañana, Y para comprender el presente, ¿tengo que creer? Para comprender el presente, que es vida, que no es sólo un período de tiempo, no hay duda de que he de tener una mente que sea capaz de enfrentar ese presente en su totalidad, prestándole plena atención. Pero si mi atención se distrae con una creencia es seguro que no encaro el presente de un modo completo, pleno.

La creencia, pues, se convierte en un impedimento para la comprensión de la realidad. Siendo la realidad lo desconocido, y la creencia lo conocido, ¿cómo puede lo conocido encontrar lo desconocido? Pero nuestra dificultad está en que deseamos lo desconocido junto con lo conocido. No queremos desprendernos de lo conocido porque ello resulta demasiado aterrador; en nosotros hay gran inseguridad, gran incertidumbre. Y es por eso que, para protegernos, nos rodeamos de creencias. Es tan sólo en el estado de incertidumbre, de inseguridad - en el que no hay sensación alguna de refugio - que descubrís. Por eso es que, para encontrar, debéis estar perdidos. Pero no queremos estar perdidos. Y, para evitar perdernos, tenemos creencias y dioses de nuestra propia hechura, que nos protegen. Y cuando llega el momento de la verdadera crisis, esos dioses y creencias carecen de valor. De ahí que las creencias sean un impedimento para el que quiere realmente descubrir lo que es.

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Creo que este texto bien vale su análisis.

@Ponerse corto

Mi nombre es Xavi y resido en Montblanc (Tarragona). Durante el mes de Abril-Mayo, me animé a cursar el curso digital "Sistemas para invertir en bolsa", el cual me ha parecido excelente para tener unos sistemas basados en probabilidades de ganancias en bolsa, sobretodo el sistema de especulación de la "Triangulación".

En el ejemplo que tenéis en el webinario, explicas muy bien el sistema, pero yo que soy de la antigua escuela me pierdo cuando entráis en corto y también ganas. Me explicaré: Cuando entro en bolsa compro "x" acciones a un precio, luego las vendo a otro más alto y fin, pero vosotros interactuáis con el sistema tanto en largo (comprando), como en corto (vendiendo).

Esta ha sido mi única laguna de ignorancia durante el curso. ¿Cómo narices lo hacéis?.
Habláis de contratos, y parece que compres tanto en largo como en corto. ¿Es que quizás utilizáis futuros, warrants , CFD's...?. Quizás mi formación en este sentido no sea suficiente, ya que hoy por hoy, actúo con acciones de Ibex y a secas, tampoco me he puesto en todo lo demás. Pero me ha quedado esta laguna y a ver si me la podrías explicar, te estaré sumamente agradecido.

PD: Envidio la capacidad que tienes de multiplicarte, parece que estés en todos lados, a veces me recuerdas a una divinidad!

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Hola Xavi,

Me alegra saber que te ha gustado el curso.

Vamos a por las dudas. Efectivamente, operamos con futuros. Esto es así, entre otras cosas por la facilidad que ofrecen para entrar cortos.

Cuando operas en acciones, sobretodo aquí en España, resulta muy complicado poder vender al mercado, esto es, realizar una operación basada en tu expectativa de que el precio de cierto subyacente descenderá en el futuro.

Para sentar las bases desde el principio:
  • Entramos largos en el mercado cuando compramos con la esperanza de vender a un precio superior.
  • Entramos cortos cuando vendemos algo que no tenemos, para comprarlo cuando esté más barato.
Esto es muy importante de entender, aunque al principio entiendo que a algunas personas les resulte complicado, y es que vender algo que no se tiene no parece razonable... pero en cambio se hace todos los días.

Imagina que alguien está interesado en comprar una nevera. Tú tienes algunos contactos en el sector neveras pero no las fabricas. Esa persona te dice que pagaría 1.000€ por determinado modelo. Tú sabes que dicha nevera la puedes comprar por 900€. Lo que podrías hacer sería venderle la nevera a esa persona, ir a comprarla luego a 900€ y embolsarte la diferencia. No tienes la nevera, pero la puedes vender... luego la compras más barata y ganas. Esto puede servir para entender lo que significa ponerse corto.

La gran ventaja que tiene este tipo de operación es que te permite invertir tu dinero cuando estimas que el precio descenderá... Por ejemplo, yo podría pensar que la cotización en la bolsa de determinada empresa está muy por encima de su valor real, supongamos que cotiza a 100€ la acción. Mi predicción es que bajará de precio y que mañana cotizará a 90€, y yo quiero aprovecharme de esa bajada. ¿Cómo lo hago? Me pongo corto a día de hoy con una acción, y con ello asumo la obligación de vender de dicha entidad en determinada fecha futura, que para nuestro ejemplo será mañana. Así acabo de obligarme a vender una acción de una empresa en el futuro... pero resulta que no la tengo, así que tendré que comprarla para luego cerrar la operación. ¿Cuándo la compraré? Mañana. ¿Por qué? Porqué yo estimo que mañana estarán más baratas.

Sí, ya lo se,... al principio se hace un poco liado,... pero una vez lo has pillado tienes la posibilidad de ganar tanto si el mercado sube como si baja. Esto es interesantísimo.

Si operas con acciones, y tal como decía, además lo haces en España, este tipo de operación no es fácil de realizar: puedes vender al descubierto, ponerte corto, o vender con crédito al mercado (que son distintas formas de decir lo mismo) pero para ello tienes que complicarte la vida.

¿Para qué vas a hacer algo de forma difícil cuando puedes hacerlo de forma fácil? Ahí es donde los contratos de futuros son los reyes absolutos. Ellos te permiten ponerte corto con un click de tu ratón. Click, estás corto, click estás largo. Esta facilidad en la operativa es un punto positivo muy important a su favor.

Espero haber resuelto tu duda.

Sobre lo de parecer una divinidad... no se qué decirte. La verdad es que optimizo mi tiempo, pero te aseguro que tengo que hacer muchas renuncias.

Un fuerte abrazo,

vC

sábado, 13 de junio de 2009

El español y el japonés

Hay una historia sobre un español y un japonés que van por la selva y se ven sorprendidos por un tigre. Salen corriendo y a los pocos pasos el español le dice a su compañero: "No hace falta que huyamos, no corremos más rápido que el tigre", a lo que el japonés le responde: "Yo no pretendo correr más que el tigre, sino más que tú".

En varios escenarios, esa puede ser la menos mala de las estrategias. Quizás no sea políticamente correcta, pero es lo que me dice la experiencia.

Lo mejor sería que hubiera empleo para todos, pero mientras eso no sea así, más vale que seas más veloz que tus competidores y vayas un paso más lejos. Al fin y al cabo estás compitiendo con los demás.

Sería estupendo que pudieras invertir en el mercado y que todo el mundo ganara... pero mientras eso no sea así, si quieres invertir lo estás haciendo contra otros, así que no es mala idea que seas más bueno que ellos.

Mientras haya recursos limitados y necesidades ilimitadas estaremos compitiendo entre nosotros. Mientras las personas tengan escalas de valores contrapuestas, o incluso ligeramente distintas, lo estaremos haciendo.

Tal vez en algún momento el ser humano cree una revolución que le libere de tener que luchar con otro ser humano... pero hasta que ese momento llegue, si el hambre llama a tu puerta, más te vale que corras más que los demás.

Sí, no es políticamente correcto. Es mucho más bonito ser hipócrita y mirar hacia otro lado... pero es que creo que va a seguir pasando. Me encantaría que todo aquel que quisiera pudiese tener un trabajo, pero mientras sea un recurso escaso, en vez de filosofar sobre las causas, los orígenes, y los culpables, tal vez sea más adecuado correr como el japonés.

lunes, 8 de junio de 2009

Dinero y felicidad

Se han dicho muchas cosas sobre el dinero y la felicidad. Los que lo tienen dicen que una cosa no da la otra... y los que no lo tienen lo anhelan.

¿Cuál es tu posición?

Personalmente creo que el dinero permite elegir entre muchas más opciones. Tenerlo te abre puertas a otro tipo de recursos. Como dice Juan Haro "no tienes que hacer cola para que te atienda el mejor médico".

Personalmente creo que tu felicidad no depende del dinero, ni de ninguna otra cosa. No existe un futuro en el que ser feliz, pq el futuro siempre tendrá que ser vivido como un presente, como un ahora. Así que examina tu presente, que es lo único que tienes, y analiza si eres o no feliz.

Condicionar tu felicidad a conseguir algo: dinero, salud, tiempo libre, una promoción,... es verse atrapado en la trampa del devenir.

Yo era de los que pensaba que cuando ganara mi primer millón de euros sería feliz, que cuando tuviera mi empresa, o hiciera X o Y sería más feliz aún... pero eso no es así. El pensamiento con su afán de perpetuarse teje esa tela de araña mental y luego se atrapa en ella.

La felicidad no puede estar condicionada a cosa alguna.

Si ahora tuvieras todo el dinero del mundo, pero una estructura mental poco consciente, ¿de qué te valdría eso?

Si no te conoces a ti mismo, sino sabes cómo generas el miedo, el temor, el anhelo, el deseo... ¿de qué te sirve el dinero? ¡Vas a ser un esclavo de tu mente!

Por otro lado, si entiendes cómo generas el placer, como surge en tu mente el deseo, cómo te asustas y cómo nace en ti el temor a no ser nada, entonces quizás puedas librarte de todo eso de un plumazo... En ese caso el dinero tal vez pueda permitirte ciertas experiencias interesantes, puede comprar tiempo para ti y puede darte facilidades, pero la felicidad no depende de eso, la felicidad es una experiencia mental.

¿De qué te sirve todo el tiempo del mundo si no sabes estar contigo? ¿Lo quieres para evadirte? ¿Para escapar? ¿Para intentar encontrar algo que ahora no tienes? No lo encontrarás fuera.

Ver la televisión de forma regular, sin importar mucho qué ves; leer un libro tras otro; viajar como un coleccionista; asistir a eventos deportivos... pueden ser estupendas formas de evasión ¿pero evasión de qué? ¿Qué es lo que quieres que sea distinto a lo que es? y ¿de qué forma piensas que evadiéndote de lo que es vas a conseguir dejar atrás lo que es?

Piensa en estas cosas porqué son importantes. No lo dejes para cuando tengas el dinero, porqué quizás estás persiguiendo algo por el motivo equivocado.

viernes, 5 de junio de 2009

Radio Vitoria - Voy a tratar de hacerlo

Acabo de hablar con la gente del programa "Es lo que hay", de Radio Vitoria.

El día 12 de este mes, el próximo viernes, se estrena la cuarta temporada del programa Ajuste de Cuentas y esa ha sido la excusa para charlar un rato.

A la pregunta: "¿Hay alguna forma de ahorrar todos los meses?" (a la cual tú ya sabes la respuesta), y una vez compartida mi opinión (el famoso 10% de rigor), uno de los contertulianos ha dicho: "Voy a tratar de hacerlo"...

¿Voy a tratar de hacerlo? Ah, no, no... ¿cómo se trata de hacer algo? O lo haces, o no lo haces. No trata de ahorrar separando un 10% de cada nómina que ganes... o lo separas, o no lo separas.

Me ha hecho mucha gracia, pq en la respuesta ya había la coartada para justificar el fracaso... ui ui ui...

Lo he pasado bien charlando con todos.