Me comentó que nada más comenzar el curso, el profesor, un reputado especialista de EEUU, les dijo que les iba a "tratar como carne, para que os vayáis acostumbrando a lo que os espera en la vida". Me dejó de una pieza...
A lo largo de mi vida profesional he tenido ocasión de relacionarme con muchos directivos, algunas veces como coach, otras como formador, y otras como mero observador. El directivo es alguien que produce resultados profesionales con la coordinación de un equipo de personas. Sus objetivos dependen del trabajo de las personas que forman su equipo y su misión es que cada uno de ellos dé lo mejor de sí mismo.
Ahora bien, resulta que en la mayoría de casos no hay un proceso de formación para asumir ese tipo de responsabilidades. Si haces bien tu trabajo, si queda libre una vacante o si tienes el nivel de contactos adecuado, puedes ser ascendido a directivo. De repente te encuentras con que tienes responsabilidad sobre un conjunto de personas, pero ¿cómo se suponer que tienes que ejercer dicha responsabilidad? ¿Se te ha preparado para eso? ¿Qué harás?.
Si cuando uno es joven y hace algo mal sus padres le riñen; si cuando en el instituto hace algo mal sus profesores le riñen; si cuando en la mili (yo es que tengo ya unos cuantos años) hace algo mal su oficial le riñe; y si en su puesto de trabajo cuando hace algo mal su jefe le riñe... ¿qué hará cuando sea él el responsable de otras personas que hagan algo mal? Lo más probable es que esté condicionado a repetir lo que ha visto durante toda la vida.
Si uno ha nacido rodeado de buenos modelos directivos, si ha tenido la suerte de que sus propios padres, profesores, tutores o entrenadores hayan sido buenos directivos y mejores líderes, entonces quizás, en caso de ser promocionado, podrá echar mano de esas experiencias y mejorar su capacidad directiva. Si por el contrario ha tenido malos ejemplos, probablemente le resulte complicado dirigir a los demás.
Por suerte la capacidad directiva y de liderazgo se puede desarrollar. Hoy en día sabemos qué podemos hacer para mejorar los resultados de un equipo, sabemos qué tipo de relaciones tenemos que establecer entre sus miembros, cómo afectan los distintos perfiles individuales a los resultados del conjunto, de qué manera corregir conductas inadecuadas con el menor coste emocional posible, podemos potenciar el talento de los demás... Lamentablemente este conjunto de conocimientos parece que no es prioritario en los planes de desarrollo de la mayoría de las organizaciones.
Si analizamos los programas de formación que instauran podemos ver que, aun con buenas intenciones, son insuficientes para capacidad directiva y de liderazgo. Algunas veces porque se limitan a modelos teóricos sin un acercamiento a la práctica efectiva y a la modificación de la conducta, otros porque se centran en transmitir información como si esa fuese la variable más importante.
Cuando una persona no sabe dirigir, porque no se la ha entrenado para ello, suele tener graves dificultades para conseguir que su equipo logre los resultados que tiene asignados de forma eficiente. La atmósfera suele enrarecerse con comentarios a la sombra acerca de la incapacidad del directivo, el coste emocional se dispara, el resentimiento está muy presente y al final todos salen perdiendo.
El ejemplo que compartía mi amigo ilustraba a la perfección este caso: "Os voy a tratar como carne... porque no se hacerlo de otra manera, porque a mi me trataron así, porque no conozco una forma alternativa... De esta manera pongo en evidencia mi falta de preparación para ejercer como directivo y encima no me doy cuenta porque me creo el más duro representante"... Como si la dureza y la agresividad ayudaran a que los demás desarrollaran su talento.
En fin, se trata de una gran asignatura pendiente en nuestra sociedad.
Si tienes responsabilidades directivas te recomiendo que estudies el trabajo de Ferdinand F. Fournies recogido en su excelente libro "Coaching for improved work performance".
vC