
Luego, con el paso del tiempo, observé que había muchas personas que hacían cosas incorrectas y parecía que no les iba tan mal.
Ante estas situaciones me conformaba con pensar que, con el paso del tiempo, la vida se encargaría de poner a cada uno en su lugar.
Pero seguía viendo personas que hacían trampas impunemente, aprobaban los exámenes copiando, robaban, se saltaban la cola, engañaban a sus parejas... y no les pasaba nada.
También era evidente, por otro lado, que en la vida había muchos casos de personas que, sin merecer ni desmerecer, sufrían unos terribles castigos: perdían a un hijo joven, enfermaba de forma irreversible, perdían la vista o una pierna. ¿A caso tenía algún sentido el buscar la justicia en un mundo tan atroz?
¿Qué era entonces esa idea de justicia? ¿Se trataba de algo que afectaba solamente a los humanos? En un documental veía una cebra dando a luz, al momento una leona atacándola para matar a la cría... ¿Era justo que la cebra pediera a su cría? ¿Era justo que la leona no pudiera comer?
¿A caso la justicia no existía en sí misma? Si era así, ¿por qué ese concepto?
Comencé a pensar que la justicia era una especie de tabla salvavidas, una idea que nos ayudaba a seguir adelante, una ilusión que nos permitía esperar que las cosas saldrían mejor en otro momento.
Es ciertamente tranquilizador pensar que el mundo es justo y que el bien reinará. Luego, si examinas el concepto del bien y del mal, tal vez llegues a darte cuenta de que no existen por sí mismos, sino que son juicios, y como tales, están emitidos por observadores. De manera que, diferentes observadores emitirán distintas opiniones.
Lo que a uno le parece bien, a otro le parece mal. Lo que en un país es justo, en otro es injusto. Si este concepto es una pura construcción humana, un puro artificio, ¿para qué dejar que gobierne la vida de uno?
¿No sería mejor olvidarse de buscar algo que no deja de ser una convención cultural?
Desde mi punto de vista lo que tiene sentido es hacer las cosas bien por sí mismas. Hacer lo correcto, no buscando una justicia futura, o una cierta recompensa, sino más bien por el mero hecho de actuar conforme a los propios valores.
Eso es tremendamente liberador porqué por un lado permite dejar de neurotizarse frente a escenarios que no se ajustan a las expectativas que tenemos, y por otro lado, permite asumir un enfoque muy productivo: haz lo que creas que tienes que hacer.
Puedes dejar de sentir que la vida te trata de forma injusta, porqué quizás la vida sea indiferente a tu búsqueda de justicia.
Puedes comenzar a hacer las cosas como entiendas que deben ser hechas por sí mismas, no en espera de que la vida te corresponda, sino porqué decides que quieres hacer lo que tu decides que es correcto.
vC