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viernes, 4 de febrero de 2011

Preocupado por llegar a ser me he olvidado de ser

La vida es lo que te está pasando ahora, en este preciso momento. No es lo que te pasó ayer, no es lo que te pasará mañana. La vida es presente. No puedes vivir el futuro, no puedes vivir el pasado.

La vida no es algo a lo que llegarás más adelante, no es ni un lugar, ni una situación, ni un momento futuro. La vida es lo que tienes aquí y ahora. No puede ser de otra forma.

La memoria sobre lo que has vivido no es lo que has vivido. Recuerdas en el presente, en el ahora. No recuerdas en el pasado. Recuerdas y al hacerlo estás aquí, reconstruyendo lo que crees que has vivido, y esa reconstrucción la elaboras aquí y ahora. No vas a ningún lugar que no sea el aquí y el ahora.

Ni al imaginar el futuro vas al futuro, ni al imaginar el pasado (lo que llamas recordar), vas al pasado. Estás en el aquí.

Durante demasiado tiempo he vivido persiguiendo la ilusión del progreso. He pensado que tal cosa existía y no he sido capaz de ver la ilusión de mi mente que, en búsqueda de una cierta seguridad psicológica me ha lanzado a la aventura desquiciada de perseguir un espejismo.

El progreso de uno mismo no existe. Tú eres perfecto así como eres. Siempre lo has sido.

No existe la seguridad psicológica. Su búsqueda misma es ya una trampa que implica miedo. Miedo a no conseguirla, temor a no lograrla. Pero la seguridad psicológica es una ilusión. Un lugar en el que supuestamente uno logrará la paz y la felicidad. Eso no existe. No hay un lugar tal. La paz y la felicidad están aquí y ahora. No están en un supuesto mañana, ni en el recuerdo imaginado de un pasado.

El joven que dibuja griffitis en las paredes de sus vecinos, el adolescente que hace culturismo y artes marciales, la joven que gasta el dinero que sus padres no tienen en los últimos complementos que la industria de la moda ponen en su mente, el adulto que se endeuda para comprar un deportivo que pagará durante muchos años, la mujer que se opera una y otra vez... todos ellos tienen en común una cierta búsqueda de un estado mejor, un estado psicológico en el que estarán mejor, más seguros, más realizados, más aceptados por su entorno... todo esto es una ilusión. Tal estado está creado y proyectado por una mente insegura que no se conoce lo suficiente como para entender este tipo de trampa.

La inseguridad del hombre ante el ambiente es lógica. La mayoría de los animales están biológicamente adaptados para sobrevivir en un entorno específico en el que se desarrollan. El águila tiene zarpas y un pico curvado, el conejo unas largas orejas y unas ágiles patas impulsoras, pero el hombre no tiene mucho, en su fisiología, para hacer frente al entorno. No tiene un exoesqueleto que le proteja como a un cangrejo, no es más veloz que un conejo, ni más fuerte que un oso, no tiene la vista de un halcón, ni salta como una rana... el hombre necesita del artificio para sobrevivir y así la cultura es, en cierto modo, una recopilación de conocimientos sobre cómo sobrevivir utilizando el artificio.

Sabemos que moriremos, que somos agua, que nos oxidamos con cada respiración. Vemos como mueren otras personas e imaginamos cual es nuestro destino. ¿Pero qué es lo que muere? Evidentemente el cuerpo perece, se degrada, envejece...

En el proceso de convertirnos en personas, los humanos creamos en nuestras mentes una ilusión. En un proceso artificial nos identificamos con nuestro pasado. Somos nuestra experiencia, aquello que hemos vivido. El conjunto de nuestros recuerdos.

Así, si un día pierdes la memoria dejas de ser tú. Sin tu memoria nada eres. Sí, eres, pero no sabes lo que eres. Eso que deja de ser al perder la memoria es el Yo, la identidad que construyes a lo largo de tu vida y que en nuestra cultura toma un protagonismo principal. Ese Yo que es una creación de tu mente, que es el pasado, se apodera de la mayoría de tus decisiones. No quieres morir... y eso que no quiere morir es una creación de tu mente.

Uno de los mecanismos a través del cual hacemos frente a esta fragilidad es la búsqueda de la seguridad psicológica. Esa búsqueda es algo que atrapa a la mayoría de personas de tu alrededor y posiblemente también a ti. Este proceso nos lanza por el sendero del "llegar a ser": en cierto momento, cuando algo pase, cuando consigas cierto conjunto de cosas, llegarás a ser una persona mejor, más segura y más feliz.

Eso no pasará. Lo que es más probable es que, esta preocupación por llegar a ser te aparte de lo que es, que esta búsqueda de seguridad no te permita disfrutar plenamente de lo que eres ya. Si no descubres que eres perfecto tal como eres, que no llegarás a ser más perfecto que ahora, es probable que te evadas de lo único que puedes vivir que es el aquí y el ahora.

Quizás tu presente no es como a ti te gustaría que fuera, pero eso no significa que no puedas ser feliz en él. No puedes ser feliz en un lugar que no sea el presente porqué vivirás siempre aquí. Jamás llegarás a experimentar lo que es el futuro, el futuro solamente puedes imaginarlo pero tienes que vivirlo como presente.

Ahora estás en el futuro de lo que en su día fue tu vida, pero solamente puedes vivir aquí como en el presente.

Tu pasado no regresará jamás. No es un lugar al que puedas ir... es más bien una ilusión que reconstruyes en tu mente.

Para descubrir lo que eres, tienes que dejar de querer ser una cosa diferente. Eres lo que eres. Mientras quieras ser una cosa distinta estarás huyendo de ti.

Mi propuesta es que te des permiso para descubrir quién eres, y así entender los mecanismos a través de los cuales te haces sufrir.

vC

viernes, 9 de enero de 2009

Cuando ya lo sabes todo...

Nosotros somos el resto de la humanidad. Me encanta esta idea que expone magistralmente Krishnamurti...

Tú, con tus miedos, temores, ambiciones, deseos, frustraciones,... tú eres el resto de la humanidad. Lo que sientes, lo que te mueve, lo que te ocupa, es lo que nos ocupa a todos,... todos somos tú...

No es un concepto que me haya resultado fácil de entender, pero me resulta interesante.

Cuando leo algunos comentarios que haces en los blogs me veo a mi mismo, en otro momento de mi vida, en otras áreas de mi interés, con mis mismos viejos temores y preocupaciones, con mis anhelos, mis deseos,... Ahora me resulta fácil entrar por ahí... así que ¿cómo te voy a criticar por decir lo que dices, si te entiendo perfectamente? Yo he sido tú... quizás en cierto sentido aun lo sea.

Algo que he aprendido, algo que veo día tras día, es la imposibilidad de llenar algo que ya está lleno. ¿Cómo van a caber nuevas ideas, nuevos conceptos, si el recipiente está repleto con lo viejo?

Juzgas el mundo desde lo que conoces y así, lo que haces es tener tu propia lectura, tu propia interpretación. Todos lo hacemos, casi todos... El problema es que lo viejo te impide conocer lo nuevo... Solamente puedes acceder a lo nuevo, a lo desconocido, si eres capaz de renunciar a lo que ya conoces,... sino lo haces no hay espacio para más.

Lo desconocido no nos da miedo, pq no sabemos aún qué es,... el miedo lo generamos al imaginar lo que significa soltar lo viejo. ¿Cómo vas a desprenderte de tus viejas formas de pensar? Renunciar a lo que crees que sabes... eso duele.

Piensa una cosa, yo he estado ahí,... quizás lo siga estando en muchas otras áreas. Lo se, me doy cuenta, y así genero el cambio. Permito que lo nuevo brote en el espacio de renuncia de lo viejo. Es la única forma que conozco para que verdaderamente pueda existir el cambio.

Cuando ya lo sabes todo... no puedes saber nada más.

Esa frase es verdadera. ¿Lo ves?