domingo, 18 de marzo de 2012

Hay un centro inmutable


Piensa en como cambia tu estado anímico a lo largo de los días. Si te dan una buena noticia estás unos días que te sales, si en cambio tienes un problema apremiante, tu estado de ánimo se ensombrece.

Observa a la gente con la que te relacionas. Todos tienen lo que podríamos llamar su "foco primario de atención de la semana". Me han despedido así que esta semana cobrará más importancia para mi todo aquello que tenga que ver con ese hecho. Se me ha averiado el coche así que pasaré unos días pensando en eso y en lo que me costará arreglarlo, tanto en dinero, como en molestias. Un amigo ha tenido un problema con su pareja y estoy unos días pensando en lo impredecible que puede ser el mundo de las relaciones. Una multinacional acaba de hacer una oferta para comprar la empresa en la que trabajo, y me paso varios días dándole vueltas a la posibilidad de que mi puesto de trabajo peligre. Un chequeo médico indica que mi nivel de colesterol no es correcto y los próximos días pensaré en ello más de una vez.

Las semanas pasan y con ellas el foco primario de atención cambia... Es como si se desplazara de un tipo de emoción a otro. Ahora estoy mejor que la semana pasada, o peor, o diferente. Más preocupado, menos preocupado. Frustrado o animado. Eufórico o triste... Mis emociones, mis sentimientos, mis pasiones cambian en función de como vivo lo que vivo.

Estas variaciones en tus estados emocionales son como los acentos de tu vida, como las entonaciones de tus vivencias, algo así como las especies con las que sazonas tu día a día.

No obstante, creo que hay un centro inmutable... Un punto que permanece, que no es afectado por estos cambios emocionales.

Si me identifico con el actor que sufre los azares de la vida entonces me siento de una manera o de otra. Si lo que enfrento es agradable me siento bien, si por el contrario es penoso, me siento mal. Estoy más o menos feliz, o más o menos triste, en función de elementos externos con los que me cruzo, y en función también de mi habilidad para afrontar estos elementos o para interpretarlos.

Desde este punto de vista soy el que da significado a lo que está viviendo. Los acontecimientos son neutros y yo los etiqueto. Me despiden y yo digo que es una oportunidad para montar mi propio negocio. El coche se avería y yo lo veo como una oportunidad para cambiar de vehículo. Me dan un ascenso en la empresa y yo lo veo como un problema porque me quitará tiempo para estar con mi familia...

Yo digo que hay un centro inmutable. Un punto que no cambia pase lo que pase, viva lo que viva, afronte lo que afronte. Un centro que es inmune a los acontecimientos, que está a salvo de los cambios emocionales, que no se ve afectado por mi estado anímico...

Imagina que eres el mar... si pones tu foco de atención en la superficie y hay viento, oscilarás con las olas, subirás, bajarás, volverás a subir y a bajar... pero si permaneces en el fondo de las aguas estarás a salvo del viento y de estas oscilaciones.

Yo digo que eres el mar. Que puedes dejarte arrastrar por el viento solamente si decides vivir en la superficie, pero que puedes encontrar ese centro inmutable que permanece a salvo de cambios.

Los acontecimientos negativos no te afectan, y los positivos tampoco. Ya no los juzgas, ya no los etiquetas, ya no los comparas. Dejas de evaluarlos como buenos o como malos. Simplemente observas que estos cambios emocionales, estos sentimientos y estas pasiones son como tormentas en tu mente. Si permaneces en tu centro la tempestad terminará pasando.

Si me identifico con lo que estoy vivendo mi vida es una tragicomedia: hoy estoy tan feliz, pero ayer era tan desgraciado, ¿y mañana? ¿Qué me pasará y cómo me hará sentir?

Si moras en tu centro observarás como las emociones van y vienen, pero no te dejarás atrapar por ellas. Tú no eres ellas. Tú no eres ese estado emocional. Tú observas esos cambios en la superficie del mar y dejas que sean, que pasen y que terminen.

vC

9 comentarios:

Jaime dijo...

Hola Vicens, precisamente estos dias pensaba en eso!!
Alguien nos dice algo en el trabajo que nos molesta y nos afecta en el trabajo, trabajamos peor, perdemos tiempo en pensar en lo que nos han dicho...
De Vicens he aprendido algo muy importante: "en ti mismo está el mundo entero", así que todo depende de nosotros y no de las circunstancias.

Gracias

pilar dijo...

Podría seguir leyéndote horas... tienes un don y una capacidad de enseñanza que he visto en muy pocas personas. Gracias por la parte que nos toca.

Sobre el tema:
conozco a alguien que piensa que vivir la vida significa poner los cinco sentidos en cada momento y lo que percibimos a través de ellos pulsa nuestros pensamientos. Tu propones pensar y dejar fluir (pasar como mero espectador) los sentimientos? Por qué? Es la única manera de estar en paz con ellos y con uno mismo?
Dices: " Los acontecimientos negativos no te afectan, y los positivos tampoco. Ya no los juzgas, ya no los etiquetas, ya no los comparas. Dejas de evaluarlos como buenos o como malos"... cómo? para mi la "no identificación" pasa por identificarlos, etiquetarlos y ponerlos en su lugar, es mi manera de controlarlos para mantener la balanza en su sitio.
Mi forma de ver las cosas es fruto de mi aprendizaje y de mi personalidad (entre otras cosas, imagino). Eso puede uno cambiarlo solo si es consciente y en el mejor de los casos ese grado de consciencia es muy difícil mantenerlo todo el día.

Mmmm... me he quedado con ganas de más :) Qué autor / título nos sugieres?

Marisa Muñoz dijo...

Gracias! Este análisis me viene -en estos momentos, cuando me siento un tiovivo- genial para reflexionar...

Concha Barbero de Dompablo dijo...

Tolle habla de ello en El poder del ahora. Nos asemeja a un lago en el que puede tener sus aguas revueltas en la superficie, pero, en el fondo, reina la tranquilidad y la paz.

Cuando descubres esa esencia inmutable, que no es otra cosa que el amor, no necesitas mucho más para vivir en plenitud, sin apegos, porque todo lo tienes. Como dice Jaime, en ti está el mundo entero. Así lo expuse hace unos días en mi blog. Voy a tener que habilitar de nuevo los comentarios para compartir este tipo de experiencias:

http://silencioactivo.blogspot.com.es/2012/03/toda-la-vida-esta-en-ti.html

Unknown dijo...

Gracias,
Me gusta leer y ver tu opinión sobre la vida.
Aunque es cierto que podemos intentar ver nuestras situaciones como si fuésemos espectadores de nuestra vida, resulta complicado.
Quizás por eso, cualquiera "sabe" como arreglar la vida de los demás, pero "indudablemente" sus problemas no son tan fáciles de solucionar...

David dijo...

Hola vicens, no he escrito nunca en tu blog,pero lo leo a diario.
Este post ha sido importantísimo para mí. Paso una época muy mala con ansiedad y ataques de pánico, "hipocondrismo" y le doy mil vueltas a las cosas, este post me ha hecho reflexionar y creo que mañana será diferente al hoy gracias a ti.
muchas gracias
un abrazo
david

Concha Barbero de Dompablo dijo...

Este fragmento del libro de Dyer Wayne, Tus zonas sagradas, refleja también nuestra "área" inmutable. El libro, en general, es una maravilla:

http://silencioactivo.blogspot.com.es/2012/04/el-yo-interno-nunca-cambia.html

Un abrazo

Giulia Fernandez Avagliano dijo...

"Imagina que eres el mar..."
¿se puede escribir algo más bonito?

Gracias

Zena Minnai dijo...

¿Y si resulta que sólo tiene sentido venir a esta vida para creernos su tragicomedia? Para mantenernos en el centro ya están otros mundos, en los que no nos afectan las vivencias terrenales porque las vemos desde fuera, vemos su poca importancia. Pero cuando un alma decide encarnarse, qué mejor que creerse lo que vive, para experimentar, aprender y evolucionar...

No tiene nada de malo vivir la vida con todos sus afanes, nuestro espíritu es nuestro centro, y aunque no lo podemos disociar de nosotros mismos en nuestra vida terrenal, ni se pretende, el resto de nosotros mismos ha venido a la vida para vivirla con sus pantomimas, como si fueran reales e importantes.

Otra cosa es que con los años y nuestra evolución personal, cada vez integremos más nuestras vivencias terrenales en nuestro espíritu, de forma que se ven moldeadas por éste y no al revés. Pero eso ya es tema de otro post, y bien largo...

Un saludo,